32 años tocando la corneta
Ex trabajador del frigorífico Melilla protesta frente al edificio del poder ejecutivo por reclamos salariales que le adeudan 32 años después de cerrada la fabrica.
Venia caminando por la plaza independencia cuando me llamó la atención un sonido como las cornetas del mundial (bubuzelas). El sonido era constante y monótono pero medio débil, era tan raro que busque de donde provenía.
Frente al nuevo edificio del poder ejecutivo unos 20 manifestantes todos mayores de 50 años y con mucho frío extendían unas pancartas reclamando por partidas adeudadas. No me pareció muy extraño el reclamo hasta que me enteré que el frigorífico había cerrado el año que yo nací. Uno de los manifestantes me contó que muchos de los trabajadores ya se habían muerto en todos esos años y que los que quedaban eran los que habían entrado jóvenes al frigorífico.
La decisión de liquidar el establecimiento dejó sin trabajo a 480 empleados, quienes nunca recibieron la correspondiente indemnización, según afirmó Juan Carlos Duarte, uno de los trabajadores perjudicados, a LA REPUBLICA.
"Nunca se nos pagó un peso. Apenas recibimos un sueldo correspondiente a mayo de 1980. En los otros tres frigoríficos liquidados se les abonó el total de lo adeudado", sostuvo Duarte.
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